¿A quién no le gusta un cóctel bien fresquito en verano? Me encanta experimentar preparando cócteles clásicos utilizando ingredientes asiáticos. En este clásico bloody mary cambiamos el tabasco por salsa sriracha y voilá! Convertimos ese clásico en un cóctel con aires orientales.
La salsa Sriracha procede de Tailandia. Su nombre hace referencia a la ciudad, donde esta se comenzó a producir, por aquel entonces casi como un producto local. Quien le hubiese dicho a su creador que esta se convertiría en una salsa tan popular que sería consumida en todo el mundo.
La salsa sriracha se elabora a partir de chile maduro, vinagre, ajo, azúcar y sal. Tiene un sabor dulce entre sabroso y picante, aunque su picor no es muy fuerte y tiene un aroma muy característico.
Ingredientes para nuestro bloody mary con salsa sriracha:
3 partes de Vodka
6 partes de jugo de tomate
Una pizca de sal y pimienta negra
3 gotas de salsa Worcestershire o salsa inglesa
8 gotas de salsa sriracha
10ml de zumo de limón o de lima.
Mezclar todos los ingredientes en una coctelera y mezclar. Podemos servirlo mojando el borde de nuestro vaso en limón y sal y acompañarlo con gajos de limón, aceitunas, apio o banderillas.
Cada vez proliferan más las versiones orientales de cócteles clásicos. Hemos presenciado el “boom” del sake, con el cual podemos preparar un sin fin de cócteles, entre ellos algunos tan clásicos como el “old fashioned” o como el famoso “mojito”. Versiones con ese toque oriental y atrevido que a algunos engancha. El último que he podido descubrir es una versión del clásico bloody mary, con un toque muy especial.
Y voy a seros sincera, yo me he enganchado!
A base de col kimchi y salsa sriracha, el “kimchi bloody mary” es perfecto para los amantes de ese delicioso ingrediente coreano de maravilloso sabor fermentado.
El resultado es una amalgama de sabores que combinan armoniosamente en este atractivo cóctel de color rojo.
Por partes, batimos el kimchi con el jugo de tomate, la salsa Sriracha, la salsa Worcestershire y el vinagre hasta conseguir un puré. Una vez batido colocamos el puré en un colador de malla fina sobre un recipiente y colamos presionando suavemente sobre la parte sólida para extraer la mayor cantidad de jugo posible; deberíamos conseguir tener 6 tazas de mezcla de kimchi. Desechamos los sólidos.
Enfríe bien, sazonamos con sal y pimienta y agregamos el vodka. Lo servimos con hielo y adornado con alga nori y trozos de col kimchi.
En esta receta de té matcha helado con zumo de sandía, el zumo tiene que estar muy muy frío. Este endulza el matcha y lo vuelve caramelo, es una combinación espectacular.
Esta es sin lugar a dudas una bebida super refrescante, natural y que además nos ayuda a ponernos las pilas.
Podría parecer una mezcla muy poco convencional pero el té matcha combina muy bien con algunos zumos de frutas como por ejemplo el de naranja.
Se prepara en un momento, aquí están los ingredientes que necesitaréis para dos vasos:
Por un lado preparamos el té matcha y por otro licuamos la sandía hasta conseguir un zumo muy suave, sin grumos. Lo metemos en la nevera durante un par de horas para que se enfríe .
En dos vasos llenos de hielo vertemos en primer lugar el zumo de sandía y muy poco a poco añadimos el té matcha para que no se mezclen y obtengamos ese efecto tan bonito de color.
El hibisco es una poderosa flor tropical con una larga lista de beneficios para la salud, es antiinflamatoria, digestiva, aumenta el metabolismo y ayuda a controlar los niveles de colesterol. Su color es rojo brillante, como el del rubí y su sabor es agrio y un poco ácido.
La cremosidad de la leche de almendras ayuda a compensar la dureza del hibisco y el jengibre añade una nota agradable de calidez, haciendo de este latte una bebida maravillosa.
Ingredientes para 2 personas:
1 cucharada de flores secas de hibisco
1 trocito de jengibre
1 bolsa de té verde
1½ tazas de agua caliente
1½ taza de leche de almendras sin azúcar u otra leche a vuestra elección
1 cucharada de miel o cualquier otro edulcorante, al gusto (opcional)
Elaboración: En una tetera combinaremos el hibisco, el jengibre, el té verde y el agua, mantendremos la tetera tapada mientras que infusiona. Retiraremos la bolsa de té verde pasados 2-4 minutos. El hibisco lo seguiremos dejando infusionar durante otros 15-20 minutos.
Por otro lado calentaremos la leche si queremos un latte caliente. Colaremos el té y lo verteremos en el vaso de una batidora añadiendo la leche y la miel, lo batiremos y mezclaremos hasta conseguir una espuma suave. Este latte también está riquísimo frío.
Esta receta de golden tea se prepara con cúrcuma y jengibre. Ambos son rizomas y aunque parecen raíces, son en realidad tallos subterráneos de plantas tropicales. Durante mucho tiempo, tanto la cúrcuma como el jengibre, han sido utilizados como medicamentos, también se han utilizado en la cocina por sus propiedades culinarias, siendo alimentos tradicionales de la cocina del sur de Asia.
Cuando la piel -parecida al papel- que envuelve el rizoma de cúrcuma se desprende, esta revela un color naranja brillante. Este pigmento naranja se transfiere a los alimentos con los que se cocina y es este el que proporciona al golden tea su característico color amarillo-oro. También es este pigmento, así como otros componentes que se encuentran en la cúrcuma, los que contribuyen a su fuerte capacidad antioxidante. La cúrcuma se ha utilizado a lo largo del tiempo en la medicina tradicional del sur de Asia pero ha sido recientemente cuando los investigadores han comenzado a descubrir sus efectos beneficiosos sobre varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y la enfermedad de Alzheimer y la diabetes. La curcumina, un componente de la cúrcuma, es un potente antiinflamatorio y antioxidante.
El jengibre, al igual que la cúrcuma, también tiene una fuerte capacidad antioxidante y de manera similar ha disfrutado de una larga historia dentro de la medicina popular en la que se utiliza tradicionalmente para malestares estomacales o para aliviar las molestias causadas por la gripe y los resfriados. La investigación preliminar del jengibre también se vincula a la inhibición del crecimiento de células cancerosas en los ovarios.
Tomar té de cúrcuma o golden tea a diario es una buena forma de obtener todos los beneficios de esta raíz. Tomarlo antes de dormir nos ayuda a relajarnos y además estimula nuestro sistema inmunológico durante nuestras horas de sueño.
Ingredientes para dos vaso de golden tea:
1 taza de leche de coco o de almendras
1 rama de canela
1 pedazo de cúrcuma, sin pelar, cortada en rodajas finas o 1/2 de cucharadita de cúrcuma seca
Mezclar en un cazo la leche de coco, la canela, la cúrcuma, el jengibre, la miel, el aceite de coco, granos de pimienta y 1 taza de agua; llevamos a ebullición. Reducimos el fuego y cocinamos a fuego lento hasta que los sabores se hayan fusionado, unos 10 minutos. Colamos y espolvoreamos con canela en polvo sobre cada vaso.
Recuerdo la primera vez que probé este delicioso té, me robó el corazón. Me sorprendió mucho su sabor, extraordinariamente rico en matices, resultado de la mezcla de té y aromáticas especias, pero sobre todo me encantó su brillante color anaranjado, un color tan intenso como el naranja de sol cuando este abraza su ocaso. Maravilloso!. Habitualmente lo tomaba frío, con mucho hielo -perfecto para combatir el sofocante calor tailandés- pero también puede tomarse caliente. Con el frío que hace hoy en la calle he optado por la opción caliente. Otra de las peculiaridades de este té es que se toma muy muy dulce, con leche condensada y azúcar…boom!!, además yo le he añadido nata montada.
Ingredientes:
3 tazas y media de agua
6-10 gramos de té negro tailandés
1/3 parte de la taza de azúcar
1/3 parte de la taza de leche condensada
y nata montada (opcional)
Ponemos el agua a hervir y añadimos el té negro en un infusor o una tela fina, hasta que alcance el agua el color deseado, mientras más oscuro, más sabroso. Se cuela si es necesario y se aparta.
Aparte, se mezclan el resto de los ingredientes: la leche condensada y el azúcar.
En cada vaso añadimos con cuidado la mezcla de leche condensada y azúcar hasta que alcance casi el medio vaso -depende del gusto por el azúcar que tengáis- y después agregaremos el té con cuidado de forma que se mantenga la separación. Al momento de tomarlo lo meneamos y añadimos la nata montada.